Monday, February 05, 2007

DETODOUNPOCO-MARTINSAN

LA DISCUSIÓN Y EL DEBATE

RECOPILADO POR:
ME MARTÍN SÁNCHEZ SIERRA


Ø Discutir: Examinar detenidamente una cuestión presentando consideraciones favorables y contrarias. Es contender y alegar razones acerca de una cosa contra el parecer de otra.

Ø Debatir: Controversia sobre una cosa entre dos o más personas.

La discusión ofrece al público la oportunidad de conocer aspectos en pro y en contra de una determinada idea o asunto, mediante una continua exposición de argumentos elaborados por personas que tienen interés y conocimiento del tema en cuestión. Los argumentos deben formularse en forma polémica pero organizada. No se puede ni se debe, hablar de algo que no se conoce o sobre lo cual no se ha reflexionado ni se tiene la suficiente experiencia.
Ø La función del debate es la de poner, ante un público, a dos o más expertos que, bajo la guía de un moderador, sostienen tesis que chocan entre sí, sobre un tema conocido o de interés para el auditorio. Constituye la mejor preparación para la vida democrática.
Ø La discusión y el debate requieren de la comunicación persuasiva.
Ø La comunicación oral es la forma de interacción más importante para el desarrollo de toda sociedad moderna y civilizada, porque provee a las personas que la conforman, del medio más adecuado -el lenguaje- para expresar o externar opiniones sobre las diversas situaciones que componen nuestra vida diaria, ya sea para informar, para compartir ideas y sentimientos o para persuadir.
Ø Persuadir: es influir en una persona para hacer algo. La persuasión se dirige a la voluntad para obligarla a una acción externa; induce, mueve con razones a creer o hacer una cosa.
Ø En una discusión, para logra persuadir, necesitamos encontrar e impulsar aquellos motivos que favorezcan la actitud psicológica positiva del auditorio y contrarrestar los que sean adversos hacia el objetivo que se pretende.

PROPÓSITOS DE LA PERSUASIÓN
Ø MOTIVAR: mover a la acción.
Ø CONVENCER: formar, cambiar, reforzar.
Ø REFUTAR; contradecir, desaprobar, rechazar.

En una discusión o debate, el propósito persuasivo será el de CONVENCER ya que su finalidad será la de tratar de que su tesis o propuesta sea aceptada por alguna persona o un público.
Como práctica, la discusión y el debate se dan en un contexto de libre expresión, en donde se permite esgrimir razones a favor o en contra de un asunto, y que un juez o jueces obtengan la información necesaria para tomar las mejores decisiones. A este ambiente de discusión se le denomina Contexto de Argumentación.

Terminología:
Ø Orador Afirmativo: presenta una proposición de cambio.
Ø Orador Negativo: se opone a la proposición de cambio.
Ø Juez o jueces: Es (son) quien(es) tomará(n) la decisión de aceptar o rechazar las recomendaciones de los oradores.
Ø Proposición: es la expresión de juicio que establece el asunto bajo controversia.
Ø Status-quo: lo establecido o aceptado por la sociedad hasta que se presenten razones válidas y suficientes para cambiarlo.
Ø Carga de la prueba: responsabilidad que asume quien hace una proposición, de probar con razones válidas y suficientes lo que argumenta.

Los tipos de proposición que se pueden presentar en una discusión o debate son:
Ø Normativas
Ø De Hechos
Ø de Valores

Normativa: el orador propone que algo debe o no, hacerse.
• Se deben instalar casinos de juego en tampico.
• No deben permitirse los programas de excesiva violencia en la televisión.

De Hechos: El orador intenta convencer de que algo es cierto o no.
• Fue benéfico para México entrar al tratado de Libre Comercio.
• El PAN está siendo difamado por el PRI.

De Valores: el orador intenta convencer de que algo es o no valioso, bueno o moral, conforme a los valores de esa sociedad.
• Es deseable la Eutanasia en enfermos desahuciados.
• Es inhumano hacer pruebas nucleares.

LA ARGUMENTACIÓN
Consiste en la expresión oral de un razonamiento. Se define como la actividad de dar razones por parte de las personas en situación de comunicación. Exige, por un lado, que el orador se dirja a la parte racional de las personas para provocar el entendimiento de las ideas, y por otro, a la parte emocional para mover a la voluntad, quien es finalmente decide la acción individual.
Saber argumentar en un debate implica la habilidad de utilizar el lenguaje con su función informativa y persuasiva para hacer aseveraciones:
Retarlas.
Apoyarlas con razones.
Criticar aquellas razones.
Criticar la crítica con más razones.

PREPARACIÓN PARA LA DISCUSIÓN

EL RAZONAMIENTO.
La planeación de un debate comienza con la reflexión sobre los datos o suposiciones que llevan a una persona a generar una conclusión.

ORGANIZACIÓN DE ARGUMENTOS.
Los argumentos se organizarán siguiendo una secuencia por medio de la cual se incremente la probabilidad de convencer al opositor y/o público.
LA INTERACCIÓN

LA DISCUSIÓN.
En la presentación ante un público, el ejercicio verbal que practican los oradores es una discusión que puede variar desde una ligera diferencia de opinión hasta un desacuerdo total entre dos personas o grupos con referencia a un asunto o tema.

DOS TIPOS DE DISCUSIONES:
Discusión Creativa: Se realiza cuando los participantes están abiertos hacia sus respectivas posiciones esperando lograr una nueva perspectiva no contemplada sobre un asunto.
Discusión Comprometida: Se da cuando los participantes están muy convencidos de sus ideas.

REFUTACIÓN
Significa desaprobar o rechazar una idea. Se presenta en forma de crítica para manifestar el desacuerdo total o parcial de un orador, con respecto a una idea. Exige que el orador ataque los argumentos de su opositor.

LA EVALUACIÓN RACIONAL
Todo orador debe tener conciencia del proceso bilateral de comunicación que se establece en una discusión.
En el debate, cuando se establece la crítica y réplica, los oradores son receptores de mensajes con la opción de responder a lo que se ha dicho. La función principal que desempeñan es la de un evaluador: alguien que escucha, analiza y responde.

ASPECTOS DE LOGÍSTICA
Establecer un Reglamento:
• Bases generales (reglas para la participación de todos los integrantes).
• De los Integrantes (requisitos y recomendaciones para los individuos o grupos que debatirán).
• De los Jueces (requisitos, disposiciones y reglas sobre la evaluación del debate).
• Del Moderador (requisitos y facultades de acuerdo al formato del debate).
• De la Exposición (reglas, normas o políticas a seguir por todos los participantes).
• Del Interrogatorio (reglas a seguir para las preguntas “argumentos y contra-argumentos”).
• Del Argumento Final o Conclusión (requisitos y recomendaciones).
• De las Sanciones por faltas al Reglamento (reglas y poíticas de amonestaciones o penalización sobre las calificaciones otorgadas por los jueces).
• Del Resultado Final (la forma en que los jueces emitirán su veredicto).


FORMATOS PARA LA DISCUSIÓN

Existen diversos formatos para la presentación de un debate, según el tipo de discusión o trabajo persuasivo que se requiere y el número de participantes.

DEBATE INFORMAL DE ANÁLISIS
Es pequeño el grupo en tamaño, generalmente ocupa una mesa. Tiene libertad de interacción o puede tener un dirigente que conduzca el trabajo del grupo.

DEBATE DE ANÁLISIS EN FORMATO DE CONFERENCIA
Cuenta comúnmente con un orador principal y el público. Permite la discusión después de la conferencia.

DEBATE EN FORMATO DE PANEL O SIMPOSIO
Ocurre cuando el grupo se sitúa frente a un público. Hay un conductor y se permita que el público discuta o haga preguntas a los participantes.

DEBATE PARA LA TOMA DE DECISIÓN RACIONAL CON MODERADOR.
Los grupos contendientes se sitúan frente al público y en medio del moderador.

DEBATE INTERPERSONAL CON MODERADOR.
Dos contendientes se enfrentan entre sí con la intermediación de un moderador.

DIAGRAMA DE FLUJO DE UN DEBATE.
El desarrollo se divide por tiempos: proposición, argumentos, preparación para preguntas, réplica, contra-réplica, conclusión, fallo de los jueces o decisión del jurado.

Tuesday, January 23, 2007

DETODOUNPOCO-MARTINSAN
Discurso de toma de posesión del presidente John F. Kennedy, pronunciado el 20 de enero de 1961.
Compatriotas:
Celebramos hoy, no la victoria de un partido, sino un acto de libertad -simbólico de un fin tanto como de un comienzo- que significa una renovación a la par que un cambio, pues ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el solemne juramento concebido por nuestros antepasados hace casi 165 años.
Escuche el discurso original en inglés

Pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país
El mundo es muy distinto ahora. Porque el hombre tiene en sus manos poder para abolir toda forma de pobreza y para suprimir toda forma de vida humana. Y, sin embargo, las convicciones revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados siguen debatiéndose en todo el globo; entre ellas, la convicción de que los derechos del hombre provienen no de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios.
No olvidemos hoy día que somos los herederos de esa primera revolución. Que sepan desde aquí y ahora amigos y enemigos por igual, que la antorcha ha pasado a manos de una nueva generación de estadounidenses, nacidos en este siglo, templados por la guerra, disciplinados por una paz fria y amarga, orgullosos de nuestra herencia, y no dispuestos a presenciar o permitir la lenta desintegración de los derechos humanos a los que esta nación se ha consagrado siempre, y a los que estamos consagrados hoy aquí y en todo el mundo.
Que sepa toda nación, quiéranos bien o quiéranos mal, que por la supervivencia y el triunfo de la libertad hemos de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier penalidad, acudir en apoyo de cualquier amigo y oponernos a cualquier enemigo.
Todo esto prometemos, y mucho más.

La toma de posesión de Kennedy fue vista como "una renovación" de la política estadounidense.
A los viejos aliados con los que compartimos el origen cultural y espiritual, les brindamos la lealtad de los amigos fieles. Unidos, es poco lo que no nos es dado hacer en un cúmulo de empresas cooperativas; divididos, es poco lo que nos es dado hacer, pues reñidos y distanciados no osaríamos hacer frente a un reto poderoso.
A aquellos nuevos estados que ahora acogemos con beneplácito en las filas de los libres, prometemos nuestra determinación de no permitir que una forma de dominación colonial desaparezca solamente para ser reemplazada por una tiranía harto más férrea.
No esperaremos que secunden siempre nuestro punto de vista, pero abrigaremos siempre la esperanza de verlos defendiendo vigorosamente su propia libertad, y recordando que, en el pasado, los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre acabaron invariablemente por ser devorados por su cabalgadura.
A los pueblos de las chozas y aldeas de la mitad del globo que luchan por romper las cadenas de la miseria de sus masas, les prometemos nuestros mejores esfuerzos para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, por el periodo que sea preciso, no porque quizás lo hagan los comunistas, no porque busquemos sus votos, sino porque es justo. Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no podrá salvar a los pocos que son ricos.
A nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza
A nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolución de esperanzas no puede convertirse en la presa de las potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos sumaremos a ellos para oponernos a la agresión y la subversión en cualquier parte de las Américas. Y sepa cualquier otra potencia que este hemisferio se propone seguir siendo el amo de su propia casa.
A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, que es nuestra última y mejor esperanza de una era en que los instrumentos de guerra han sobrepasado, con mucho, a los instrumentos de paz, renovamos nuestra promesa de apoyo, para evitar que se convierta en un simple foro de injuria, para fortalecer la protección que presta a los nuevos y a los débiles, y para ampliar la extensión a la que pueda llegar su mandato.

Casi tres años después del discurso de asunción, los restos de Kennedy reposaban en Arlington.
Por último, a las naciones que se erigirían en nuestro adversario, les hacemos no una promesa sino un requerimiento: que ambas partes empecemos de nuevo la búsqueda de la paz, antes de que las negras fuerzas de la destrucción desencadenadas por la ciencia sumen a la humanidad entera en su propia destrucción, deliberada o accidental.
No les tentemos con la debilidad, porque sólo cuando nuestras armas sean suficientes sin lugar a dudas, podremos estar seguros sin lugar a dudas de que no se utilizarán jamás. Pero tampoco es posible que dos grandes y poderosos grupos de naciones puedan sentirse tranquilos en una situación presente que nos afecta a ambos, agobiadas ambas partes por el costo de las armas modernas, justamente alarmadas ambas por la constante difusión del mortífero átomo, y compitiendo, no obstante, ambas, por alterar el precario equilibrio de terror que contiene la mano de la postrera guerra de la humanidad.
Empecemos, pues, de nuevo, recordando en ambas partes que la civilidad no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba. No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar.
Exploremos ambas partes qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen.
Formulemos ambas partes, por primera vez, proposiciones serias y precisas para la inspección y el control de las armas, y para colocar bajo el dominio absoluto de todas las naciones el poder absoluto para destruir a otras naciones.
Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio.
Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio.
Que ambos bandos nos unamos para acatar en todos los ámbitos de la tierra el mandamiento de Isaías: "desmantelar las pesadas cargas...y dejar libres a los oprimidos".
Y si con la cabeza de playa de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, que ambas partes nos unamos para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los fuertes sean justos, los débiles se sientan seguros y se preserve la paz.
No se llevará a cabo todo esto en los primeros 100 días. Tampoco se llevará a cabo en los primeros 1000 días, ni en la vida de este gobierno, ni quiza siquiera en el curso de nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.
En sus manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño. Desde que se fundó este país, cada generación de estadounidenses ha debido dar fe de su lealtad national. Las tumbas de los jóvenes estadounidenses que respondieron al llamado de la patria circundan el globo.
Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, 'gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación
Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación": una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.
¿Podremos forjar contra estos enemigos una alianza grande y global al norte y al sur, al este y al oeste que pueda garantizar una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Quieren participar en esta histórica empresa?
Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehuyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo.

Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda
Así pues, compatriotas: pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país.
Conciudadanos del mundo: pregúntense no qué pueden hacer por ustedes Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre.
Finalmente, ya sean ciudadanos estadounidenses o ciudadanos del mundo, soliciten de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de ustedes. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando su bendición y su ayuda, pero conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/2003/kennedy/newsid_3227000/3227032.stm
DETODOUNPOCO-MARTINSAN
Inaugural Addresses of the Presidents of the United States. 1989.
John F. Kennedy
Inaugural AddressFriday, January 20, 1961
Heavy snow fell the night before the inauguration, but thoughts about cancelling the plans were overruled. The election of 1960 had been close, and the Democratic Senator from Massachusetts was eager to gather support for his agenda. He attended Holy Trinity Catholic Church in Georgetown that morning before joining President Eisenhower to travel to the Capitol. The Congress had extended the East Front, and the inaugural platform spanned the new addition. The oath of office was administered by Chief Justice Earl Warren. Robert Frost read one of his poems at the ceremony.
Vice President Johnson, Mr. Speaker, Mr. Chief Justice, President Eisenhower, Vice President Nixon, President Truman, reverend clergy, fellow citizens, we observe today not a victory of party, but a celebration of freedom—symbolizing an end, as well as a beginning—signifying renewal, as well as change. For I have sworn before you and Almighty God the same solemn oath our forebears prescribed nearly a century and three quarters ago.
1
The world is very different now. For man holds in his mortal hands the power to abolish all forms of human poverty and all forms of human life. And yet the same revolutionary beliefs for which our forebears fought are still at issue around the globe—the belief that the rights of man come not from the generosity of the state, but from the hand of God.
2
We dare not forget today that we are the heirs of that first revolution. Let the word go forth from this time and place, to friend and foe alike, that the torch has been passed to a new generation of Americans—born in this century, tempered by war, disciplined by a hard and bitter peace, proud of our ancient heritage—and unwilling to witness or permit the slow undoing of those human rights to which this Nation has always been committed, and to which we are committed today at home and around the world.
3
Let every nation know, whether it wishes us well or ill, that we shall pay any price, bear any burden, meet any hardship, support any friend, oppose any foe, in order to assure the survival and the success of liberty.
4
This much we pledge—and more.
5
To those old allies whose cultural and spiritual origins we share, we pledge the loyalty of faithful friends. United, there is little we cannot do in a host of cooperative ventures. Divided, there is little we can do—for we dare not meet a powerful challenge at odds and split asunder.
6
To those new States whom we welcome to the ranks of the free, we pledge our word that one form of colonial control shall not have passed away merely to be replaced by a far more iron tyranny. We shall not always expect to find them supporting our view. But we shall always hope to find them strongly supporting their own freedom—and to remember that, in the past, those who foolishly sought power by riding the back of the tiger ended up inside.
7
To those peoples in the huts and villages across the globe struggling to break the bonds of mass misery, we pledge our best efforts to help them help themselves, for whatever period is required—not because the Communists may be doing it, not because we seek their votes, but because it is right. If a free society cannot help the many who are poor, it cannot save the few who are rich.
8
To our sister republics south of our border, we offer a special pledge—to convert our good words into good deeds—in a new alliance for progress—to assist free men and free governments in casting off the chains of poverty. But this peaceful revolution of hope cannot become the prey of hostile powers. Let all our neighbors know that we shall join with them to oppose aggression or subversion anywhere in the Americas. And let every other power know that this Hemisphere intends to remain the master of its own house.
9
To that world assembly of sovereign states, the United Nations, our last best hope in an age where the instruments of war have far outpaced the instruments of peace, we renew our pledge of support—to prevent it from becoming merely a forum for invective—to strengthen its shield of the new and the weak—and to enlarge the area in which its writ may run.
10
Finally, to those nations who would make themselves our adversary, we offer not a pledge but a request: that both sides begin anew the quest for peace, before the dark powers of destruction unleashed by science engulf all humanity in planned or accidental self-destruction.
11
We dare not tempt them with weakness. For only when our arms are sufficient beyond doubt can we be certain beyond doubt that they will never be employed.
12
But neither can two great and powerful groups of nations take comfort from our present course—both sides overburdened by the cost of modern weapons, both rightly alarmed by the steady spread of the deadly atom, yet both racing to alter that uncertain balance of terror that stays the hand of mankind's final war.
13
So let us begin anew—remembering on both sides that civility is not a sign of weakness, and sincerity is always subject to proof. Let us never negotiate out of fear. But let us never fear to negotiate.
14
Let both sides explore what problems unite us instead of belaboring those problems which divide us.
15
Let both sides, for the first time, formulate serious and precise proposals for the inspection and control of arms—and bring the absolute power to destroy other nations under the absolute control of all nations.
16
Let both sides seek to invoke the wonders of science instead of its terrors. Together let us explore the stars, conquer the deserts, eradicate disease, tap the ocean depths, and encourage the arts and commerce.
17
Let both sides unite to heed in all corners of the earth the command of Isaiah—to "undo the heavy burdens ... and to let the oppressed go free."
18
And if a beachhead of cooperation may push back the jungle of suspicion, let both sides join in creating a new endeavor, not a new balance of power, but a new world of law, where the strong are just and the weak secure and the peace preserved.
19
All this will not be finished in the first 100 days. Nor will it be finished in the first 1,000 days, nor in the life of this Administration, nor even perhaps in our lifetime on this planet. But let us begin.
20
In your hands, my fellow citizens, more than in mine, will rest the final success or failure of our course. Since this country was founded, each generation of Americans has been summoned to give testimony to its national loyalty. The graves of young Americans who answered the call to service surround the globe.
21
Now the trumpet summons us again—not as a call to bear arms, though arms we need; not as a call to battle, though embattled we are—but a call to bear the burden of a long twilight struggle, year in and year out, "rejoicing in hope, patient in tribulation"—a struggle against the common enemies of man: tyranny, poverty, disease, and war itself.
22
Can we forge against these enemies a grand and global alliance, North and South, East and West, that can assure a more fruitful life for all mankind? Will you join in that historic effort?
23
In the long history of the world, only a few generations have been granted the role of defending freedom in its hour of maximum danger. I do not shrink from this responsibility—I welcome it. I do not believe that any of us would exchange places with any other people or any other generation. The energy, the faith, the devotion which we bring to this endeavor will light our country and all who serve it—and the glow from that fire can truly light the world.
24
And so, my fellow Americans: ask not what your country can do for you—ask what you can do for your country.
25
My fellow citizens of the world: ask not what America will do for you, but what together we can do for the freedom of man.
26
Finally, whether you are citizens of America or citizens of the world, ask of us the same high standards of strength and sacrifice which we ask of you. With a good conscience our only sure reward, with history the final judge of our deeds, let us go forth to lead the land we love, asking His blessing and His help, but knowing that here on earth God's work must truly be our own.
http://www.bartleby.com/124/pres56.html
DETODOUNPOCO-MARTINSAN
Abraham Lincoln
The Gettysburg Address
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Four score and seven years ago our fathers brought forth on this continent a new nation, conceived in liberty and dedicated to the proposition that all men are created equal. Now we are engaged in a great civil war, testing whether that nation or any nation so conceived and so dedicated can long endure. We are met on a great battlefield of that war. We have come to dedicate a portion of that field as a final resting-place for those who here gave their lives that that nation might live. It is altogether fitting and proper that we should do this. But in a larger sense, we cannot dedicate, we cannot consecrate, we cannot hallow this ground. The brave men, living and dead who struggled here have consecrated it far above our poor power to add or detract. The world will little note nor long remember what we say here, but it can never forget what they did here. It is for us the living rather to be dedicated here to the unfinished work which they who fought here have thus far so nobly advanced. It is rather for us to be here dedicated to the great task remaining before us --that from these honored dead we take increased devotion to that cause for which they gave the last full measure of devotion-- that we here highly resolve that these dead shall not have died in vain, that this nation under God shall have a new birth of freedom, and that government of the people, by the people, for the people shall not perish from the earth.
http://www.let.rug.nl/~usa/P/al16/speeches/gettys.htm

Hace 87 años, nuestros padres fundaron, en este continente, una nueva nación cuya base es la libertad y la proposición de que todas las personas son creadas iguales.
Ahora estamos envueltos en una gran guerra civil, probando si esta nación, o cualquier otra nación así fundada, puede ser duradera. Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos decidido dedicar una porción de este campo, como lugar de descanso final para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera sobrevivir. Es por tanto apropiado y correcto que lo hagamos.
Pero, por otra parte, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que pelearon aquí, ya lo consagraron, más allá de nuestras pobres facultades para añadir o quitar. El mundo notará poco, ni mucho tiempo recordará lo que decimos aquí, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos nosotros los vivos los que debemos dedicarnos aquí a la obra inconclusa que aquellos que aquí pelearon hicieron avanzar tan noblemente. Somos nosotros los que debemos dedicarnos a la gran tarea que tenemos ante nosotros: que tomemos de estos honorables muertos una mayor devoción a la causa por la que dieron su última cuota de devoción, que tomemos la noble resolución de que estos muertos no han de morir en vano, que esta nación, protegida por Dios, nacerá de nuevo en libertad, y que este gobierno, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no perecerá jamás.
http://es.wikipedia.org/wiki/Discurso_de_Gettysburg

Monday, January 22, 2007

DETODOUNPOCO-MARTINSAN


DISCURSO DE LUIS DONALDO COLOSIO Durante el acto conmemorativo del LXV Aniversario del PRI en el Monumento a la Revolución. Marzo 6, 1994


Compañeras y compañeros de partido;
Compatriotas:
Aquí está el PRI con su fuerza. Aquí está el PRI con sus organizaciones; está con su militancia, está con la sensibilidad de sus mujeres y de sus hombres. Aquí está el PRI con su recia vocación política. Aquí está el PRI para alentar la participación ciudadana.
Aquí está el PRI para mantener la paz y la estabilidad del país, para preservar la unidad entre los mexicanos. Aquí está el PRI en pie de lucha. Aquí está el PRI celebrando un año más de intensa actividad política.
Aquí está el PRI que reconoce los logros, pero también el que sabe de las insuficiencias, el que sabe de los problemas pendientes.
Aquí está el PRI que reconoce que la modernización económica sólo cobra verdadero sentido, cuando se traduce en mayor bienestar para las familias mexicanas y que para que sea perdurable debe acompañarse con el fortalecimiento de nuestra democracia. Esta es la exigencia que enfrentamos y a ella responderemos con firmeza.
El PRI reconoce su responsabilidad y ésta es de la mayor importancia para el avance político de México. Los priístas sabemos que ser herederos de la Revolución Mexicana es un gran orgullo, pero ello no garantiza nuestra legitimidad política. La legitimidad debemos ganarla día con día, con nuestras propuestas, con nuestras acciones, con nuestros argumentos.
Como Partido, tuvimos un nacimiento que a todos nos enorgullece: el PRI evitó que México cayese en el círculo vicioso de tantos países hermanos de Latinoamérica, que perdieron décadas entre la anarquía y la dictadura.
La estabilidad, la paz interna, el crecimiento económico y la movilidad social, son bienes que hubieran sido inimaginables sin el PRI.
Pero nuestra herencia debe ser fuente de exigencia, no de complacencia ni de inmovilismo. Sólo los partidos autoritarios pretenden fundar su legitimidad en su herencia. Los partidos democráticos la ganamos diariamente.
Amigas y amigos del partido:
Surgimos de una Revolución que hoy sigue ofreciendo caminos para las reivindicaciones populares. A sus principios de democracia, de libertad y de justicia es a los que nos debemos.
Los ideales de la Revolución Mexicana inspiran las tareas de hoy. La Revolución Mexicana, humanista y social, nos exige y nos reclama. La Revolución Mexicana es todavía hoy nuestro mejor horizonte.
Encabezaremos una nueva etapa en la transformación política de México. Sabemos que en este proceso, sólo la sociedad mexicana tiene asegurado un lugar. Los partidos políticos tenemos que acreditar nuestra visión.
En esta hora, la fuerza del PRI surge de nuestra capacidad para el cambio, de nuestra capacidad para el cambio con responsabilidad. Así lo exige la Nación.
Nuestra visión y nuestra vinculación histórica con el gobierno nos aseguró la oportunidad de participar en los grandes cambios del país. La fuerza del gobierno fue en buena medida la fuerza de nuestro Partido. Pero hoy el momento es otro: sólo nuestra capacidad, nuestra propia iniciativa, nuestra presencia en la sociedad mexicana y nuestro trabajo, es lo que nos dará fortaleza.
Nadie podrá sustituir nuestro esfuerzo. Nadie podrá asegurarnos un papel en la transformación de México si nosotros no luchamos por él, si nosotros no lo ganamos ante los ciudadanos.
Quedó atrás la etapa en que la lucha política se daba, esencialmente, hacia el interior de nuestra organización y no con otros partidos. Ya pasaron esos tiempos.
Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar.
Como un partido en competencia, el PRI hoy no tiene triunfos asegurados, tiene que luchar por ellos y tiene que asumir que en la democracia sólo la victoria nos dará la estatura a nuestra presencia política.
Cuando el gobierno ha pretendido concentrar la iniciativa política ha debilitado al PRI. Por eso hoy, ante la contienda política, ante la contienda electoral, el PRI, del gobierno, sólo demanda imparcialidad y firmeza en la aplicación de la ley. ¡No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley!
No pretendamos sustituir las responsabilidades del gobierno, pero tampoco pretendamos que el gobierno desempeñe las funciones que sólo a nosotros, como partido, nos corresponde desempeñar.
Hoy estamos ante una auténtica competencia. El gobierno no nos dará el triunfo: el triunfo vendrá de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación.
Los tiempos de la competencia política en nuestro país han acabado con toda presunción de la existencia de un partido de Estado. Los tiempos de la competencia política son la gran oportunidad que tenemos como partido para convertir nuestra gran fuerza en independencia con respecto del gobierno.
Hoy somos la opción que ofrece el cambio con responsabilidad. Somos la opción que mejor conoce lo que se ha hecho. Que sabe de los resultados de sus programas, de sus aciertos y de sus errores.
Somos la opción capaz de conservar lo que ha tenido éxito y somos la opción de encontrar nuevos caminos de solución para los problemas pendientes.
No entendemos el cambio como un rechazo indiscriminado a lo que otros hicieron. Lo entendemos como la capacidad para aprender, para innovar, para superar las deficiencias y los obstáculos.
¡Cambiemos, sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado, y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!
¡México no quiere aventuras políticas!. ¡México no quiere saltos al vacío!. ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces!. ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!
Ofrecemos cambio con rumbo y responsabilidad, con paz, con tranquilidad. Se equivocan quienes piensan que la transformación democrática de México exige la desaparición del PRI.
No hemos estado exentos de errores, pero difícilmente podríamos explicar el México contemporáneo sin la contribución de nuestro partido. Por eso, pese a nuestros detractores y a la crítica de nuestros opositores, somos orgullosamente priístas.
Debemos admitir que hoy necesitamos transformar la política para cumplirle a los mexicanos.
Proponemos la reforma del poder para que exista una nueva relación entre el ciudadano y el Estado. Hoy, ante el priísmo de México, ante los mexicanos, expreso mi compromiso de reformar el poder para democratizarlo y para acabar con cualquier vestigio de autoritarismo.
Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático.
Reformar el poder significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso Federal.
Reformar el poder significa hacer del sistema de impartición de justicia, una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República.
Reformar el poder significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo. Significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con horizontes más cercanos a las manos de sus hijos.
Estos son mis compromisos con la reforma del poder. Es así como yo pienso que cada ciudadano tendrá más libertades, más garantías, para que sus intereses sean respetados; para gozar de seguridad y de una aplicación imparcial de la ley.
Los priístas creemos en el cambio con responsabilidad.
Por eso es que hemos hecho nuevas propuestas, que hemos asumido nuevas tareas. Por eso es que convocamos - antes que nadie - a un debate entre los candidatos a la Presidencia de la República.
Hemos alentado acuerdos entre partidos; hemos planteado revisar el listado electoral; hemos solicitado la participación de observadores en todo el proceso electoral y la integración de un sistema de resultados oportunos.
Por eso es que también hemos resuelto dar transparencia a todos nuestros gastos.
Estamos por elegir candidatos a diversos cargos de elección popular.
Amigas y amigos:
Tenemos que aprovechar este proceso para darle mayor fuerza a nuestra organización. Todos los priístas tenemos una tarea que cumplir, todos tenemos una responsabilidad que asumir.
No queremos candidatos que, al ser postulados, los primeros sorprendidos en conocer su supuesta militancia, seamos los propios priístas.
Asumimos todos estos compromisos de reforma republicana, de reforma democrática y federal; de reforma de los procedimientos y de su contexto; de reforma interna del PRI.
Y lo hacemos porque somos conscientes que la sociedad mexicana ha cambiado y que demanda en consecuencia un cambio en las prácticas políticas. El PRI participará con civilidad y con respeto a nuestro pluralismo en las elecciones del 21 de agosto.
Como candidato del PRI a la Presidencia de México reafirmo mi compromiso indeclinable con la transformación democrática de México.
Que se entienda bien: ese día sólo podrá haber un solo vencedor. Sólo es admisible el triunfo claro, inobjetable, del pueblo de México.
Y para que el pueblo de México triunfe el 21 de agosto, los partidos políticos - todos - tendremos que sujetarnos a la ley y sólo a ella, sin ventajas para nadie, sin prepotencias, sin abusos y sin arbitrariedades.
Por ello, congruente con mi exigencia de una elección democrática, aspiro a que el Congreso de la Unión decida las reformas electorales que procedan, siempre a partir de los consensos que los partidos hemos venido construyendo en el marco del Acuerdo por la Paz, la Justicia y la Democracia, firmado el 27 de enero.
Aspiro a que juntos ampliemos la autonomía y afiancemos la imparcialidad de nuestros organismos electorales, a fin de que la voluntad popular y sólo ella, determine los resultados de los comicios.
Confiabilidad, certeza, regularidad y limpieza electorales no pueden seguir siendo sólo aspiraciones, tienen que ser realidades que se impongan en las conciencias de los ciudadanos. De ahí nuestro compromiso con la participación de observadores en el proceso electoral.
La elección es de la sociedad y por tanto no puede ser un asunto cerrado. Su transparencia exige de la participación de observadores y no excluye que de ella pueda darse el más amplio testimonio, tanto por parte de nuestros ciudadanos como de visitantes internacionales. De ninguna manera tenemos por qué mirar con temor a quienes desean conocer la naturaleza de nuestros procesos democráticos.
Nuestras elecciones - y lo digo con pleno convencimiento - no tendrán vergüenzas qué ocultar.
El PRI estará al frente del avance democrático de México, asumiendo sus responsabilidades y respondiendo a las exigencias de la sociedad mexicana.
En estos meses de intensos recorridos por todo el país, de visita a muchas comunidades, de contacto y diálogo con mi Partido y con la ciudadanía entera, me he encontrado con el México de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas; el México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no puede esperar.
Ese es el México que nos convoca hoy; ese es el México que convoca a mi conciencia; ese es el México al que habremos de darle seguridad, al que habremos de darle rumbo en la nueva etapa del cambio.
Yo veo un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y de que están dispuestas a creer, a participar, a construir nuevos horizontes.
Yo veo un México de campesinos que aún no tienen las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido, endeudado, pero también he visto un campo con capacidad de reaccionar, de rendir frutos si se establecen y se arraigan los incentivos adecuados.
Veo un cambio en el campo; un campo con una gran vocación productiva; un campo que está llamado a jugar un papel decisivo en la nueva etapa de progreso para nuestro país.
Yo veo un México de trabajadores que no encuentran los empleos ni los salarios que demandan; pero también veo un México de trabajadores que se han sumado decididamente al esfuerzo productivo, y a los que hay que responderles con puestos de trabajo, con adiestramiento, con capacitación y con mejores salarios.
Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleo, que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y de preparación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia, a la drogadicción; pero también veo jóvenes que cuando cuentan con los apoyos, que cuando cuentan con las oportunidades que demandan, participan con su energía de manera decisiva en el progreso de la Nación.
Yo veo un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad, una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres en suma que reclaman una participación más plena, más justa, en el México de nuestros días.
Yo veo un México de empresarios, de la pequeña y la mediana empresa, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad en las autoridades. Son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables.
Yo veo un México de profesionistas que no encuentran los empleos que los ayuden a desarrollar sus aptitudes y sus destrezas.
Un México de maestras y de maestros, de universitarios, de investigadores, que piden reconocimiento a su vida profesional, que piden la elevación de sus ingresos y condiciones más favorables para el rendimiento de sus frutos académicos; técnicos que buscan las oportunidades para aportar su mejor esfuerzo.
Todos ellos son las mujeres y los hombres que mucho han contribuido a la construcción del país en que vivimos y a quienes habremos de responderles.
Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso.
Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar.
Yo me propongo encabezar un gobierno para responderle a todos los mexicanos. El cambio con rumbo y con responsabilidad no puede esperar.
Manifiesto mi más profundo compromiso con Chiapas. Por eso debemos escuchar todas las voces, no debemos admitir que nadie monopolice el sentimiento de los chiapanecos.
Expreso mi solidaridad a todos aquellos chiapanecos que aun no han dicho su verdad, a todos aquellos que tienen una voz que transmitir y a todos aquellos que tienen una palabra que expresar.
Debemos de asumir y debemos de decidir. Debemos de decidir si nos asumimos plenamente como una sociedad plural o si concesionamos sólo a algunos la interlocución de nuestros intereses.
Chiapas es un llamado a la conciencia de todos los mexicanos. Pero nuestra propuesta de cambio, no se limita a responderle solamente a Chiapas. Le queremos responder a todos los mexicanos, a los de todos los pueblos, a los de todos los barrios, a los de todas las comunidades.
Queremos cumplirle a los chiapanecos, pero también a los mexicanos de la Huasteca, a los de La Laguna, a los de la Montaña de Guerrero, a los de la Sierra Norte de Puebla, a los de Tepito o a los de las barrancas de Alvaro Obregón, aquí en el Distrito Federal; a los del puerto de Anapra, en Ciudad Juárez, Chihuahua; a los de la Colonia Insurgentes, en Guadalajara, Jalisco; o a los de San Bernabé, en Monterrey, Nuevo León.
Mi compromiso es con todos los mexicanos; mi compromiso es luchar contra la desigualdad y evitar crear nuevos privilegios de grupo o de región.
Los mexicanos ante el conflicto hemos ratificado nuestra unidad esencial bajo una bandera y nuestro ánimo de concordia.
Nuestras instituciones probaron su legitimidad y su eficacia. De la solución del conflicto, han salido fortalecidas.
Desde aquí manifiesto mi reconocimiento al Ejército Mexicano por su patriotismo, lealtad y entrega en la defensa del interés y la unidad nacionales.
Frente a Chiapas los priístas debemos de reflexionar. Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros.
Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio.
Recuperemos nuestra iniciativa, recuperemos nuestra fuerza, para representar las mejores causas, para ofrecer los caminos de la paz, para responder ante las injusticias.
Recuperemos esos valores. Hagámoslo en esta campaña. Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del Gobierno.
Es la hora de un nuevo impulso económico; es la hora de crecer sin perder la estabilidad financiera ni la estabilidad de precios. La economía, más allá de las metas técnicas, tiene que estar al servicio de los mexicanos.
Por eso, el nuevo crecimiento económico tiene que ser distribuido con mayor equidad, con empleos crecientes, con ingresos suficientes.
Que no nos quepa la menor duda: México cerrará este siglo con una economía mucho más fuerte. Existen las condiciones para hacerlo, la sociedad lo demanda.
La tarea del crecimiento con estabilidad será de todos los mexicanos.
Es la hora de la confianza para todos, la de traducir las buenas finanzas nacionales, en buenas finanzas familiares.
Es la hora de convertir la estabilidad económica en mejores ingresos para el obrero, en mejores ingresos para el campesino, para el ganadero o para el comerciante, para el empleado o para el oficinista, para el artesano o el profesionista, para el intelectual y para las maestras y los maestros de México.
Es la hora de los apoyos efectivos y del impulso al esfuerzo que realizan las mujeres y los hombres al frente de micro, pequeñas y medianas empresas. Que se les lleve a superar sus dificultades, que se les apoye a ampliar sus negocios con mejores tecnologías para que sean más competitivos en los mercados.
Es la hora del gran combate a la desigualdad, es la hora de la superación de la pobreza extrema, es la hora de la garantía para todos de educación, de salud, de vivienda digna. Esa es la reforma social de la que hablé en Huejutla.
Es la hora de hacer justicia a nuestros indígenas, de superar sus rezagos y sus carencias; de respetar su dignidad. Como lo dije en San Pablo Guelatao, Oaxaca: es la hora de celebrar un nuevo pacto del Estado mexicano con las comunidades indígenas.
Es la hora de nuevas oportunidades para el campo de México, como lo comprometí en Anenecuilco, Morelos. Es la hora de enfrentar con decisión y con firmeza la pobreza, y mejorar los niveles de vida de los campesinos.
Es la hora de que el Artículo 27 de la Constitución se exprese en bienestar, en justicia, en libertad para los hombres del campo. Y es la hora de acabar para siempre con todo vestigio de latifundio; es la hora de dar certidumbre al ejido, a las tierras comunales y a la pequeña propiedad.
Es la hora de impulsar la reforma agraria para nuestro tiempo. Es la hora de promover más y mejor inversión en el campo; de alentar de manera mejor y más eficaz, con libertad, la participación de los campesinos.
Es la hora de dar solución a los problemas de la cartera vencida en el campo, del crédito escaso y caro.
Es la hora de asociar los esfuerzos de los productores; es la hora de constituir más cajas de ahorro, más uniones de crédito y de poner en marcha nuevos mecanismos de comercialización.
Es la hora de las regiones de México, para aprovechar mejor los recursos, para aprovechar mejor la capacidad y el talento de cada una de las comunidades del país, de cada ciudad de nuestro país, de cada estado de la República.
Un desarrollo regional que abra las esperanzas de cada rincón de México, que canalice recursos para mantener la infraestructura carretera, ferroviaria, portuaria, hidráulica y energética.
Es la hora de superar la soberbia del centralismo, como lo dije en Jalisco; de apoyar decididamente al municipio. Es la hora de un nuevo Federalismo; es la hora de dotar de mayor poder político y financiero, a nuestros estados, como lo dije en Tabasco; es la hora de garantizar plenamente la conservación de nuestros recursos naturales, de nuestro medio ambiente, de nuestra ecología.
Es la hora de una educación nacionalista y de calidad; es la hora de una educación para la competencia; es la hora de nuestras escuelas, de nuestros tecnológicos; es la hora de la universidad pública en México; es la hora de la gran infraestructura para la capacitación de todos los mexicanos que quieran progresar.
La educación es nuestra más grande batalla para el futuro. A ella destinaremos mayores recursos.
Es la hora de reformar el poder, de construir un nuevo equilibrio en la vida de la República; es la hora del poder del ciudadano. Es la hora de la democracia en México; es la hora de hacer de la buena aplicación de la justicia el gran instrumento para combatir el cacicazgo, para combatir los templos de poder y el abandono de nuestras comunidades.
¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad!
Es la hora de la Nación. Es la hora de ser fuertes todos haciendo fuerte a México. Es la hora de reafirmar valores que nos unen. Es la hora del cambio con rumbo seguro para garantizar paz y tranquilidad a nuestros hijos.
La única continuidad que propongo es la del cambio; la del cambio que conserve lo valioso. Queremos un cambio con responsabilidad en el que no se olvide ningún ámbito de la vida nacional; queremos un cambio democrático para una mejor economía, para un mayor desarrollo social. Y hoy existen las condiciones para lograrlo; la sociedad lo demanda.
Hoy queda claro que los cambios no pueden ser ni marginales ni aislados. La vía del cambio corre en igual sentido y en igual intensidad y urgencia por el campo de la política, por el campo de la economía y del bienestar social.
Con firmeza, convicción y plena confianza, declaro: ¡Quiero ser Presidente de México para encabezar esta nueva etapa de cambio en México!
Amigas y amigos; amigas y amigos:
Asumo el compromiso de una conducción política para la confianza; una conducción política responsable, para llevar a cabo los cambios que requerimos, para cerrarle el paso a toda intención desestabilizadora, de provocación, de crisis, de enfrentamiento.
Haremos de nuestra capacidad de cambio el mejor argumento para convocar a la confianza de los mexicanos, para garantizar la paz, para fortalecer nuestra unidad.
Somos una gran Nación porque nos hemos mantenido básicamente unidos, pero con respeto a la pluralidad.
Queremos un México unido, queremos un México fuerte, queremos un México soberano. Un México de libertades, un México con paz, porque son amplios los cauces de la democracia y de la justicia.
Hay sitio para todos en el México por el que luchamos afanosamente.
Soy un mexicano de raíces populares. Soy un mexicano que ha recorrido en muchas ocasiones nuestro país, que no cesa de maravillarse ante la gran variedad y riqueza humana de nuestra patria y que no cesa tampoco de advertir carencias y dolores.
Me apasiona convivir, compartir, escuchar y comprender al pueblo al que pertenezco. Aprendo diariamente de sus actitudes francas, de sus actitudes sencillas.
Reitero que provengo de una cultura del esfuerzo y no del privilegio. Como mis padres, como mis abuelos, soy un hombre de trabajo que confía más en los hechos que en las palabras. Pero por eso mismo, soy un hombre de palabra, un hombre de palabra que la empeño ahora mismo para comprometerme al cambio que he propuesto: un cambio con rumbo y con responsabilidad.
El gran reclamo de México es la democracia. El país quiere ejercerla a cabalidad. México exige, nosotros responderemos.
Como Candidato a la Presidencia de la República, estoy listo también.
Demos nuestro mayor esfuerzo en ésta elección.
Vamos a echarle ganas.
No hay que bajar la guardia.
Vamos por la victoria.
Ganémosla con México y ganémosla para México.
¡ Que viva el PRI !
¡ Que viva México !

http://www.bibliotecas.tv/colosio/discursos/candidato06mar94.htm
DETODOUNPOCO-MARTINSAN
"TENGO UN SUEÑO"
Por Martin Luther King, Jr.

Discurso leído en las gradas del Lincoln Memorial durante la histórica Marcha sobre Washington

Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.
Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.
También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"
Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".
Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.
Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.
Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"
Washington, DC28 de agosto de 1963

http://bogota.usembassy.gov/wwwsmlks.shtml

VIDEO: http://video.google.com/videoplay?docid=1732754907698549493&q=I+have+a+dream%2C+martin+luther+king&pl=true

Tuesday, November 14, 2006

Monday, October 23, 2006

DETODOUNPOCO-MARTINSAN
Este es un mensaje de Amnistía Internacional que recibí el día de hoy y que comparto con ustedes; no debemos permitir más injusticias en este mundo.


Octubre, 2006
Querido amigo,Querida amiga,
Parisa, Iran, Khayrieh, Shamameh, Kobra, Soghra y Fatemeh son siete mujeres iraníes condenadas a morir lapidadas. Quizá no tengamos mucho tiempo para actuar.
La República Islámica de Irán trata el adulterio como un delito castigado con la pena de muerte por lapidación, violando el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que garantiza el derecho a la vida y prohíbe la tortura.
Parisa, Iran, Khayrieh, Shamameh, Kobra, Soghra y Fatemeh han sido injustamente condenadas a la pena más cruel, inhumana y degradante, la de la pena de muerte.
Pero aún estamos a tiempo de parar su ejecución. Sabemos que podemos contar contigo. No te quedes en silencio. Alza tu voz para intentar salvarlas. Gracias por tu apoyo,
Esteban BeltránDirector - Amnistía Internacional


Este es el link para que firmes!!!!!!
http://www.es.amnesty.org/especial/lapidacion-iran/firma.php

Wednesday, October 18, 2006

DETODOUNPOCO-MARTINSAN

Ernest Hemingway – Biography

Ernest Hemingway (1899-1961), born in Oak Park, Illinois, started his career as a writer in a newspaper office in Kansas City at the age of seventeen. Before the United States entered the First World War, he joined a volunteer ambulance unit in the Italian army. Serving at the front, he was wounded, was decorated by the Italian Government, and spent considerable time in hospitals. After his return to the United States, he became a reporter for Canadian and American newspapers and was soon sent back to Europe to cover such events as the Greek Revolution. During the twenties, Hemingway became a member of the group of expatriate Americans in Paris, which he described in his first important work, The Sun Also Rises (1926). Equally successful was A Farewell to Arms (1929), the study of an American ambulance officer's disillusionment in the war and his role as a deserter. Hemingway used his experiences as a reporter during the civil war in Spain as the background for his most ambitious novel, For Whom the Bell Tolls (1940). Among his later works, the most outstanding is the short novel, The Old Man and the Sea (1952), the story of an old fisherman's journey, his long and lonely struggle with a fish and the sea, and his victory in defeat.

Hemingway - himself a great sportsman - liked to portray soldiers, hunters, bullfighters - tough, at times primitive people whose courage and honesty are set against the brutal ways of modern society, and who in this confrontation lose hope and faith. His straightforward prose, his spare dialogue, and his predilection for understatement are particularly effective in his short stories, some of which are collected in Men Without Women (1927) and The Fifth Column and the First Forty-Nine Stories (1938). Hemingway died in Idaho in 1961.

Nobel Prize in Literature 1954.
ÿ Men without women (1927) includes "The Killers"
PRESERVING OUR TRADITIONS
Martín Sánchez Sierra

Twentieth century was called the century of the image by the invention of the television. The television came to reinvent the world in which we lived. It gives us new realities and the information flowed from everywhere in instantaneous and simultaneous way. It occupied a preponderant place in the homes and its power of influence came growing until became the most popular mass media in the last decade. Television has become an instrument of alienation, which means, that television is causing the nation's identity loss in Mexico.
Due to the high costs of production of recorded or live programs for the television, the Mexican industrialists turned around their eyes to the United States of America to acquire productions at very low cost, but the risk was very big. They not only bought recorded tapes, but very clear messages on the "kindness" of North America culture. When these programs started to be transmitted in Mexico, these messages were perceived by the viewers, including young people, who consumed them until they thought that this culture belonged to them and they started to reject their own.

If we consider that the nation's identity is everything about who we are, how we see ourselves, and how the others see us including race, ethnicity, culture, rites, ceremonies, traditions and sharing between people who belong to a social group called the nation, we must ask ourselves if we still conserve these characteristics or we had changed them by the Americans. Television, throughout the years, has shown the stereotype of which must be the Mexican woman; a stereotype that even not corresponds, in essence, to our reality. The Latin woman is brown skin, short, dark eyes and hair and television shows only blond girls.
The tradition to celebrate the Death People Day's on November 2nd has been in serious risk of being forgotten by the constant messages on television about the celebration of Halloween. The way to dress, clothes, accessories, the perfumes, shown on the television by the protagonists of the North American series, are absorbed by our young people and they want to imitate them. Inclusively, recent surveys in Mexico reveal that Mexican young people know more of the television characters and the world of Walt Disney than their own national heroes.
Margaret Mead, writes in her book " Childhood in Contemporary Cultures": "to build a culture in which the past be useful but not coercive, we must put the future between us, like something that is ready to be helped and to be protected before it is born, otherwise, it will be too late." We must be conscious on our roots, our traditions, and our culture and be open to kindness of the other cultures, but not assume them when they really do not correspond to us.


Notes: Barbero, Jesús Martín. JÓVENES: COMUNICACIÓN E IDENTIDAD. http://www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ric00a03.htm

Tuesday, October 17, 2006

EL PAPEL DE LOS MEDIOS ANTE UNA SOCIEDAD CADA DÍA MÁS DESHUMANIZADA
MARTÍN SANCHEZ SIERRA


Pareciera que ya nada nos sorprendiera. Robos, violaciones, asaltos, asesinatos... ocurren día con día, de los cuales los medios de comunicación dan cuenta.

En los últimos años, hemos sido testigos de los avances tecnológicos en el área de la información, de tal manera que “realidades” que antes me eran ajenas, la inmediatez y la nitidez con que me son presentadas las han hecho cercanas.

Hace algunos años no me preocupaba verificar que las puertas estuvieran cerradas antes de irme a dormir y ahora, ante el “bombardeo” de mensajes preventivos contra el crimen que los medios difunden, no me acuesto sin antes cerciorarme de cada una de ellas.

La vida cotidiana en las grandes ciudades que se encuentra llena de problemáticas comunes, es altamente influenciada por la cultura de una sociedad deshumanizada, que los medios masivos presentan y proyectan a través del manejo que hacen de sus contenidos.

El surgimiento, hace ya algunos años, de los denominados “talk shows”, vino a exhibir a la opinión pública, de las miserias humanas y de las conductas más aberrantes que cualquier ser humano pueda presentar.

Las famosas “polladas” eran el centro de reunión y de conocimiento de los participantes de algunos de estos programas. Y resulta que fueron los formatos televisivos que arrasaron durante algún tiempo con los ratings más altos.

Después, y aún ahora, los “reality shows” acaparan la atención del televidente. “El ganador se lleva todo”, dice Pedro Fernández en uno de sus primeros éxitos musicales, en donde el esfuerzo y trabajo en conjunto no importa; solo hay un ganador... los demás, perdedores.

Las conductas humanas exhibidas por los “concursantes” están orientadas y manipuladas por “la producción” para generar, en el televidente, toda clase de intereses lascivos y por ende, incrementar los niveles de audiencia.

Y nosotros como espectadores, jugando un rol completamente pasivo ante la transmisión de estos mensajes cuyos verdaderos contenidos nos deshumanizan y nos despojan de todo aquello que debería caracterizarnos con individuos.

Hace 5 años vivimos una tragedia en la zona; un muchacho en estado de ebriedad atropelló con su automóvil a varios jóvenes sólo por el hecho de que no le permitieron convivir con ellos. El resultado: una adolescente muerta y varios más heridos. El culpable, aún anda libre y los medios, de lo anterior, ya ni se acuerdan.

Hace una semana una nueva tragedia asoló nuestra zona conurbada: otra persona ebria, al frente de un auto arrolló a varios jóvenes que se disponían asistir a la ceremonia del grito de independencia en el centro de Ciudad Madero. Otro joven muerto y algunos más heridos, fue el resultado...

Noticia de primera plana y titular de los informativos televisivos fue en su momento, pero, todo se olvida... todos olvidamos...

NO dejemos que ésto suceda; en nosotros está el permitirnos recobrar nuestra conciencia; la vida de cualquiera es invaluable; como tal, debemos entenderla y fomentar, en los nuestros, el respeto y amor a la misma.
OTRA OPORTUNIDAD
Martín Sánchez Sierra

Hoy me he levantado y he echado un vistazo a mi alrededor: el sol, apenas si brillaba en la inmensidad del cielo; todo era gris, se respiraba un ambiente lúgubre; el viento balbuceaba al pasar por los árboles como si sollozara lamentándose de algo; las calles, vacías se encontraban, y solo el golpeteo de la rueda en la cantera, anunciaba el lento andar de la carreta, como si temiera llegar al destino que el tiempo le había marcado... y empiezo a reflexionar.
Pasan las horas y todo sigue igual; ahora el viento ha incrementado su vuelo lastimero; el sollozo se ha convertido en llanto del cielo; el sol en el ocaso implora una nueva oportuni­dad que se le niega y poco a poco desaparece; la carreta sigue su lento andar para encontrarse con su destino; el golpeteo en la cantera se confunde con las lágrimas del cielo... y sigo refle­xionando.
Pocas luces se miran en el cielo, pareciera como si temieran salir de su escondite para despedirle, y su brillo es fugaz; desaparecen continuamente; los árboles se pierden en la espesa bruma y solo se distinguen cuando se inclinan al golpe del vien­to para decirle adiós; el viento con fuerza implora y ruge con furia pero es inútil, nadie lo oye; y el golpeteo de la rueda continúa su lento sonar en la cantera... y sigo reflexionando.
Al tiempo, miro el reloj; son casi las 12 y me queda poco para reflexionar; él se lleva en su equipaje mis ilusiones, mis amores, mis desvelos, mis licores, mis sueños que nunca ví convertidos en realidad; ese abrazo y ese beso que nunca dí; el atardecer que nunca comprendí; el vuelo de la gaviota que siempre me pareció inútil; la palabra amable y amiga que nunca dije por temor a que se me malinterpretara; el canto profundo de mi garganta que nunca salió por que estaba demasiado ocupado para alabarte; el hombro que nunca ofrecí para que sobre él se descargaran las penas; la oración que no recé por divertirme entre lu­ces de neón... y el viento sigue rugiendo, ahora, con demasiada potencia, con una extraña fuerza. Como apresurando las cosas y así evitarme el cansancio de la espera; el cielo se ha tornado de un negro luctuoso, como anunciando el fin; a lo lejos, empieza a perderse el lento sonar de la carreta sobre la cantera; ha llegado al final del camino; por fin se ha encontrado con el destino; las campanas empiezan de pronto a sonar; el viento de súbito se ha callado y el cielo em­pieza a vestirse de luces por doquier; en la calle, el repiqueteo sobre la cantera empieza a incrementarse, y de la nada, la muchedumbre aparece. Miro a mi alrededor; todo se mueve incesantemente; me has dado otra oportunidad.
El cansancio me vence y con esa idea me duermo; sé que habrá un nuevo amanecer; ya lo he sentido y mientras el ruido desaparece con las primeras horas del día, sigo pensando en mi sueño... me has dado otra oportunidad.
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